Muchos sabemos que una de las primeras relaciones e interacciones que nosotros como seres humanos tenemos es la relación con nuestros padres, por lo que es de vital importancia para todos desde la etapa de la niñez desarrollar una fuerte confianza y comunicación con estos, no solo porque una sana relación parental le brinda confianza y una alta autoestima al niño, sino que además es menos probable que el niño o niña en etapas posteriores pueda presentar episodios depresivos o de ansiedad.
Esto es más que toda responsabilidad de los padres, debido a que en la crianza es donde más importancia tienen estos aspectos, y está comprobado que el balance entre afecto y rigidez proveen un mejor futuro emocional para los hijos.
Expertos en el campo de la psicología como (Waaktaar, Borge, Fundingsrud, Christie y Torgersen; 2004) han concluido que es posible que en el tiempo de la adolescencia , la creciente independencia entre padres e hijos es un fuerte indicador de que el adolescente tiene una mayor posibilidad de experimentar eventos estresantes y que estos lo hagan desarrollar una sintomatología depresiva. Esto indica que cuando la confianza para hablar abiertamente acerca de temas complejos de la vida del adolescente con sus padres es relativamente escaza, tiene implicaciones en la inteligencia emocional del adolescente a la hora de verse frente al fracaso, lo que en muchos casos lleva al chico a desarrollar síntomas depresivos debido a que se ve imposibilitado de ser ayudado por sus padres debido al temor de ser discriminados, juzgados o en el peor de los casos que pierdan el afecto que tenían hacia él/ella. Por lo que es importante también que los adolescentes puedan ver a sus padres no sólo como eso, sino también como amigos, en los que se pueden contar los diversos problemas y acontecimientos que sucedan en la vida del joven, ya que muchas veces estos tienden a no charlar, o muchas veces ocultar estas situaciones de sus padres por miedo a ser regañados, por lo que se puede generar una sensación de que nadie te está escuchando o que no estas siendo entendido.
En adición otros expertos han concluido que una de las razones por lo que una sana y estrecha relación familiar tiene implicaciones positivas en la vida del adolescente es porque le permite a este tomar mejores decisiones en la vida, además lo hace más seguros de sí mismos (Fering & Taska, 1996; Jiménez et al., 2007). Esto no es solo beneficiario para el autoestima del joven en cuestión, sino también para prevenir un declive mental a futuro. Si un adolescente tiene una relación saludable con sus padres, apenas sienta que esta padeciendo de algún síntomas de la depresión u otros trastornos mentales se lo comentará de forma inmediata a sus padres, y se podrá evitar que la situación empeore a futuro.
La comunicación es la base de una buena relación directa entre padres e hijos, si usted padre considera que no está teniendo una buena comunicación con su hijo/a, acérquese y dialogue para que no se pierda momentos importantes en la vida de su hijo. Es importante que los padres tengan una comunicación abierta y efectiva con sus hijos referente a cualquier tema, para que ellos noten la confianza que les brindan y así acudir a ellos cuando tengan dudas o problemas. Se espera que juntos puedan resolver y no se vean obligados a buscar ayuda fuera del hogar por miedo a lo que sus padres puedan decir.
Revista de Psicología Clínica con Niños y Adolescentes, Beatriz Aguilar-Yamuza, Antonio Félix Raya-Trenas, María José Pino-Osuna, & Javier Herruzo-Cabrera (2019)
Revista Mexicana de Psicología, vol. 24, núm. 2, diciembre, 2007, pp. 259-271
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