Todos sabemos que el maltrato se puede presentar en diferentes formas, las cuales pueden variar entre maltrato físico, emocional, psicológico, siendo el primero y el tercero uno de los más dañinos, debido a su alta tasa de efectividad al influir negativamente en la vida de una persona. Aún es más delicado cuando se presentan maltratos en niños pequeños debido a que estas experiencias pueden tener serias repercusiones en el correcto desarrollo en sus etapas de la adolescencia y seguidamente la adultez.
Otra de las etapas en las cuales, el individuo es sensible a la hora de experimentar maltrato físico o psicológico es en la adolescencia, la cual una experiencia de maltrato puede resultar un punto de inflexión en la vida del joven y en su sano desarrollo como persona social, debido uno de los consecuencias de experimentar un maltrato ya sea en la familia, escuela o en la calle, este tipo de vivencia tiende a dejar marcas en la personalidad del joven, dejar de ser una persona social y segura a ser introvertido, presentar falta de apetito, insomnio, miedos e inseguridades, comportamiento inadecuado en diferentes contexto, hasta desarrollar una sintomatología depresiva.
Un claro ejemplo de lo anterior es el estudio realizado por la universidad cooperativa de Colombia la cual expresa que el maltrato verbal por parte de un miembro de la familia es una de las mayores causas de suicidios y conductas depresivas en los jóvenes, además del bajo desempeño que este presenta en diversas actividades como la socialización. En adición uno de los involucrados en la toma de datos concluyó que el maltrato familiar ya sea físico, emocional o verbal son los principales detonantes de los cambios abruptos en las actitudes y comportamientos del chico / chica (Putnam, 2003).
Otro estudio realizado por el instituto de investigación de Paraguay de las ciencias de la salud, el cual ha encuestado a grupos de adolescentes con el objetivo de determinar la relación del maltrato físico, emocional, y concluyó que el 40% de las jóvenes que experimentan maltrato físico presentan las tendencias depresivas, además de bajo autoestima y alcoholismo en la etapa adulta (McHolm et al. del 2003).
Por último está el estudio llevado por el departamento de psicología de la universidad de Nápoles, donde muestran la relación que existe entre la violencia callejera y la ansiedad y depresión en los adolescentes, por esto se toma en cuenta, 489 jóvenes, donde no solo la comunidad afecta por vivencias violentas fueron afectadas mentalmente, sino también las que presenciaron estos acontecimientos los cuales desarrollaron comportamientos antisociales además de conductas violentas. En adición los jóvenes que experimentaron la violencia, presentaron altos índices de ansiedad y depresión.